12 septiembre 2015

El objeto A

(Ayer estuvimos analizando el asunto del deseo y la idea del individuo,el lugar del deseo y del objeto en la elaboración de nuestros versos personales y colectivos; también, del placer y del goce. Ser objeto: Ser objeto, de deseo y de desecho. Esto último no lo hablamos en el taller todavía, pero está implícito. Hay un asunto ontológico que va más allá de lo que Freud o Lacan pudieran haber dicho. Las ideas como las palabras sirven para lo que sirven y sólo pueden servirle a los vivos, del presente o del futuro. Eso es la trascendencia, ¿no? Seguir siendo. Y una palabra implica aliento y cuerpo, memoria, sonido, lengua y sociedad, práctica, para sobrevivir las mutaciones del tiempo.

Hoy amanecí segura de que no tengo que repetir lo que dicen los hombres, ni las mujeres, estén vivos o muertos. He comprendido lo de la caja de zapatos, esa de los modelos teóricos que "debemos" aprender a repetir para pertenecer. Y escucho en la zapatería a unos y otros repetir las mismas marcas, darles vuelta a los modelos y hablar de la reproducción en serie. Y yo observo la reproducción en serie de ideas y zapatos. Tengo la costumbre de andar descalza.

Las palabrascaja son imprescindibles, pero los pies dan cuenta de una forma distinta del mundo y yo necesito recordar lo que dice el mundo cuando lo siento en mis pies, recordar y seguir conociendo con los pies, con las manos, con los sentidos. Existen aún millones de "objetos" transitando universos conexos e inconexos para los que no existen palabras ni historias ni cajas de zapatos).


Al morir El objeto A muere un poco de la misma persona o se muere toda,  entonces sigue viva o medio viva, sin comprender del todo esa muerte, sin poderla explicar, ni recordar por completo. El nombre del objeto de deseo pierde sus contornos y su profundidad, se evapora dejando una huella o una cicatriz o una imagen que se enciende en la memoria cuando el sol entra por la ventana a las seis de la tarde durante la segunda semana del mes de septiembre, tan poderosa como la sombra que asciende y desciende serpenteando las piedras, pero no puede volver a ser el objeto A original que fue, se vuelve una mórbida resonancia, la copia desaurada de algo Intangible.


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